Contra opinión de toda la familia, decidimos viajar por tierra de Lima a Madre de Dios (1562 km) por la ruta Lima – Nazca – Puquio – Abancay – Cuzco – Urcos – Puerto Maldonado. Salimos de Lima justo después de año nuevo, en plena temporada de lluvia, en camioneta petrolera de tracción simple. Queríamos hacer la ruta de todas maneras.
El tramo Lima – Urcos está en buenas condiciones, salvo partes entre Nazca y Puquio en eterna reparación. Entre Nazca y Cuzco hay que tener mucho cuidado porque la carretera es mayormente estrecha y “culebrera”. El tramo Urcos – Puerto Maldonado (IOS Tramo3) está en plena construcción, tiene trechos terminados y otros en pésimo estado. En TODA la ruta mucho cuidado con los vehículos en sentido contrario que invaden la vía, también con los derrumbes y la caída de piedras. No hay problema de seguridad si se viaja de día.
Pues bien, el viaje empezó el sábado 3 de enero del 2009. Salimos de Lima a la 6:30 am y en el km 51.5, paramos por unos ricos panecillos calentitos, recién horneados. Pasamos por Pisco y Chicha (familia!) donde aún se ven los daños del terremoto. A las 11:30am llegamos a Ica y paramos para comprar una bolsita de “revolucion caliente” y unas “tejas” tradicionales. Luego, escogimos para almorzar un restaurant de carretera con clientes – señal de que la comida es buena y económica. Estuvo bastante bien. Luego visitamos la casa de Maria Reich y unos kilómetros más adelante, subimos al mirador de las líneas.
El viaje ni se siente, entre los verdes valles costeros, las plantaciones de páprika y espárrago y los paisajes intensamente desérticos. Llegamos a Nazca a las 3:40 pm: nuestra primera parada. Aunque quedaba fuerzas para ganarle al tiempo y seguir viaje, el tramo Nazca – Puquio es especialmente difícil, hay que pasar dos abras de más de 4,500 msnm. Por eso, salimos al día siguiente a las 6:30 am. A los 5 min empieza el ascenso radical en una serie de curvas pronunciadas.
Luego, la planicie de Pampa Galeras con sus vicuñas – vivitas y coleando -, sus lagunillas y paisajes nevados. A las 10 am pasamos por Puquio y en Chalhuanca a las 2 pm, almorzamos trucha silvestre – deliciosa – y seguimos viaje disfrutando de los paisajes interandinos y su gente.
Llegamos a Abancay a las 5pm y seguimos de largo. Antes de la serie de curvas en subida para salir de Abancay, eché de menos el viejo puente de piedra, ahora arrinconado por uno moderno. Allí nos tocó un poco de neblina y la noche. Mientras es de día el paisaje lo hace todo y ni cuenta del cansancio, con la noche… todo cambia. Pero había que llegar a Cuzco, la segunda parada prevista. Llegamos a las 9 pm y pasamos casi una hora sin encontrar un hotel con cochera. Con el cansancio encima después de casi 15 horas de viaje, estábamos perplejos, porque todos habíamos estado muchas veces en Cuzco, sin problema para alojarnos pero no se nos ocurrió lo obvio, esta vez… teníamos camioneta que guardar.
Al día siguiente rumbo a Maldonado, la mejor parte del viaje. Salimos de Cuzco a las 6:30 am rumbo a Urcos, seguimos entonces el desvío a Puerto Maldonado y el inicio de la IOS- tramo 3. Del equipo de viajeros sólo yo conocía este tramo y hacerlo nuevamente me despertaba muchas expectativas.
Es inevitable detenerse en el gran letrero que anuncia la carretera interoceánica, da las pautas de las distancias por venir y sirve de marco al impecable asfaltado que se pierde en la primera curva de este tramo.
Después de las fotos, continuamos disfrutando de los paisajes y las actividades rurales, sin dejar de admirar las coloridas vestimentas tradicionales que todavía usan los pobladores cotidianamente y no porque es fiesta, o porque llegamos los turistas. Y es que estábamos pasando por: Catcca, Ocongate y Tinke … aquí eche de menos el puente de piedra, perfecto para ver a la gente local cruzarlo con el nevado Ausangate de fondo… todavía la gente lo cruza en sus bicicletas y con sus animales pero ahora está opacado por un puente moderno construido a su lado. Cierto fue, que el Ausangate se mantuvo escondido tras las nubes y no había tiempo para esperarlo.
Luego, pasamos Mahuayani y el desvío al “apu” del Señor de Q`lloriti. Más adelante encontramos el letrero con el feliz anuncio: “camino a Puerto Maldonado” que indicaba además, el fin del primer trecho asfaltado. Esta primera parte que viene es “culebrera”, en ascenso y muy estrecho hasta el abra de Wayawaya. Sabemos que esta parte de la ruta será reemplazada por una “variante” que está en construcción por otra ruta. Pero sus paisajes son increíbles con una gran laguna en el fondo del precipicio, alpacas, nevados, casas de piedra y lamentablemente ahora, con niños juntando sus manos para pedir limosna.
Es emocionante al iniciar el descenso, pensar cómo esos pequeños hilos de agua pueden convertir luego en ríos tan grandes como el Araza, el Inambari, el Madre de Dios y todos como parte de la gran cuenca del río amazonas. Ronald, nos hizo caer en cuenta de esta maravillosa experiencia y la disfrutamos.
Luego, nos encontramos con los trabajos de la ampliación de la carretera, el laberinto de máquinas y camiones trabajando en un paisaje de material removido, casi lúgubre por la neblina reinante. Llegamos a Marcapata a las 12:30pm la encontramos cubierta de neblina húmeda, casi no se podía ver la bella iglesia que predomina en la plaza principal. Un paisano nos dijo que era así “sólo” tres meses al año, nada que ver con el reluciente Marcapata que se puede ver el resto del año.
A seguir viaje, viendo el cambio del paisaje, entrando a la selva… por el otro lado de la cuenca y por nuestro lado… echar de menos las orquídeas y flores ahora reemplazadas por rocas y taludes deslizándose. “El costo del desarrollo” me dicen, pero echo de menos la casa con su techo lleno de orquídeas que no pude encontrar.
Ver las cascadas vertiendo sus aguas preciosas y limpias en torrentes llenos de agua ploma por el movimiento de sedimentos… inevitablemente añore el disfrute del paisaje de hace dos años atrás, cuando nada había cambiado.
Pasamos por uno de los campamentos – fotos – fotos! porque nada se compara con esa clase de orden que impone el progreso. Muy cerca de allí, encontramos un pequeño poblado – no lo recordaba, creo que es nuevo o es más grande – donde uno tras otro los muchos letreros de “hospedaje las 24 horas” nos acompañaron mientras lo cruzamos. Pensé que seguramente de noche predominan las luces rojas y que esto también es parte de esa clase de progreso.
A las 4pm llegamos al poblado de 15 mil, igual que antes, pero luciendo su nuevo mercado modelo al lado de la plaza. Almuerzo y preguntar cómo era lo del cierre de paso por los trabajos… “abren a las 5pm” nos dijeron, pero vimos llegar una camioneta y salir una cisterna de combustible y un auto con pasajeros. Así que decidimos continuar y ganar tiempo para llegar con luz a Mazuko, la meta de ese día.
Lo impresionante del cambio de paisaje se intensificó con taludes pelados en roca viva, pedazos de bosque cayendo sobre el camino y la naturaleza manifestándose ante el desarrollo. También vimos taludes de “fotografía” con hasta 4 colores de estratos y cursos de agua abriendo su propio espacio al lado de los intentos de drenaje moderno. Con cursos de agua que casi nos dejaron atorados a falta de la tracción 4×4, pero que después de un respiro y apretar el acelerador logramos salvar.
Llegamos al puente Inambari y nos quedó la duda de qué pasará cuando ocurran los trabajos de la hidroeléctrica del Inambari. Todo ese paisaje quedará cubierto de agua?… incluso el puente?. Con esa duda a cuestas, llegamos a Masuko a las 6pm. Nuevamente, el asunto de la cochera; en conclusión, dejar la camioneta en la calle, porque dudamos del estado del tramo por río Jayave, tradicionalmente inundado en esta época.
Al día siguiente a las 6:30am después de una noche a medias en un hospedaje muy regular, emprendimos la recta final. Para nuestra sorpresa el trecho del Jayave estaba asfaltado y no encontramos problema. Entones llegamos a “pueblo azul” a la altura del km 98 (como era antes, contando desde Puerto Maldonado), encontramos varios pequeños asentamientos todos precarios, con paredes y techos de plástico azul, balones de gas y javas de cerveza, paradero de transporte público, comunicaciones y mucha gente circulando, sólo explicable por el oro aluvial y la otra economía, en la quebrada Guacamayo; hacinamiento y oportunidades económicas a la vista.
Luego, pasamos por partes asfaltadas y partes en construcción el camino estuvo fácil y decidimos entrar a Laberinto, histórico lugar del oro hace años y previo desayuno emprendimos el tramo final a Puerto Maldonado.
Entonces nos tocó “pagar piso” por un viaje sin complicaciones, porque no tuvimos lluvias, ni neblina que complique, ni cierres de carretera que retracen, ni problemas de seguridad o salud. Entonces, faltando 50m (!) para entrar al asfaltado final, a 30km de la ciudad… una camioneta de servicio nos “tiro” una piedra y en el parabrisas quedó marcado el final de la travesía para llegar a Puerto Maldonado a las 10:30am del 6 de enero (bajada de Reyes), después de tres días y medio y 33 horas de viaje efectivo.
Teníamos previsto completar la ruta hasta Iñapari, pero compromisos previos de trabajo postergaron el tramo final; entonces intentamos convencer a mi hermano Gabriel de volver por avión a Lima pero decidió volver por la misma ruta de regreso a Cuzco… y como “camimante hace camino al andar”… lo dejamos ser.
Dos días después, nos escribe que el trayecto: Puerto Maldonado – Cuzco que nos tomó 14 horas (con todas las bendiciones familiares y huayruros en el bolsillo) de regreso le había tomado: 24 horas (!)… por los cierres de paso del tramo en construcción. Luego, estuvo tres días en Cuzco y descubrió que en el barrio de Huanchac, por el monumento a Pachacutec, hay varios hoteles cómodos con cochera – tomen nota -. Entonces siguió por tierra a Tacna, después hacia Arica-Chile y finalmente, el miércoles 14 viajó en avión de retorno a Lima.
Estos fueron pues, los relatos de un viaje de “tres idas y una vuelta” desde Lima hasta la Interceánica Sur y a Puerto Maldonado. Nos queda pendiente re-recorrer (una vez más) la ruta de Puerto Maldonado a Iñapari y quizá pasar a Brasil y Bolivia y claro, será tiempo de escribir otra vez.
Cecilia Arellano C.
Ronald Corvera G.
Gabriel Marticorena C.
2 comments on “Desde Lima a Puerto Maldonado. Relatos de viaje.”
Soy Paraguayo, vivo en Brasil actualmente, conosco el Peru y ahora toca llevar a mis hijos y mi esposa al “alto Peru” via terrestre vivo en el centroeste brasileño y pretendo salir por tierra desdes aqui entrando al Peru por Iñanpari y luego P. Maldonado, Cuzco, Arequipa, Tacna, Arica, La paz, Cochabamba, Santa Cruz, San Matias y nuevamente Brasil por la ciudad de Caceres a orillas del rio Paraguay en el pantanal brasilero … si me podes pasar la direccion de algun sitio web que venda mapas del Peru para gps te agradece bastante … mi e-mail es alendart@hotmail.com
Me encanta la aventura, nosotros estamos decididos a hacer la ruta desde Chimbote, su relato nos es de mucha ayuda, gracias, muy linda experiencia la que vivieron, quisiera saber cuantos días les tomo en total ???